Ya que trabajamos
con pacientes quienes realmente necesitan apoyo terapéutico, es difícil que yo
aporte nuevas técnicas o ideas al práctico diario. Sin embargo, lo que sí
aporto es una perspectiva nueva. Por ejemplo, hay un paciente – un chico de 16
años – que aprende el ingles en el colegio; para él es interesante conocer
alguien que es realmente de otra cultura. Este paciente intenta imitar la manera
en que hablo español y ingles. También, además que dar terapia, trabajamos con
los pacientes en “generalizar” sus habilidades. Es decir, les apoyamos en usar
sus habilidades fuera del consultorio, en el mundo real con familia y amigos.
Por eso, a veces hablamos libremente sobre su vida, sus intereses, y sus opiniones.
En estos momentos, tener una extranjera en el consultorio ofrece otro punto de
vista y temas para un discurso. Los pacientes suelen preguntar sobre la gente
de los EEUU, el clima, y, también, si dejé un novio allá. Un momento que
recuerdo bien fue con una chica de 15 años que comunica muy bien pero, por ser
sorda, tiene el lenguaje y el vocabulario bastante menos que lo es “normal”
para su edad. Ella no sabía la palabra “extranjero” cuando la leímos en un
libro. Para ayudar definirla, dije “YO soy extranjera” y su cara se iluminó, entendió bien. Entonces, lo que aporto a
la empresa es ser diferente, ofrecer una perspectiva nueva y ser ejemplo para
trabajar la globalización de las habilidades de los con quienes trabajamos.
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